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El Mito del Gas

Las instituciones financieras de desarrollo deben alinear su financiación con el Acuerdo de París. Para ello, deben reconocer que el gas fósil no puede considerarse un combustible de "transición" hacia sistemas energéticos más limpios. Se trata más bien de otro combustible fósil que emite mucho carbono y que puede desviar fondos de las alternativas renovables sostenibles.

El reciente informe "Step Off The Gas" destaca que los proyectos de gas en países de renta baja y media reciben más financiación pública internacional que cualquier otra fuente de energía: cuatro veces más que la eólica o la solar. Con ello se corre el riesgo de encerrar a los países en un futuro dependiente de los combustibles fósiles, aumentando aún más los devastadores impactos climáticos y la desigualdad y retrasando la transición a las energías renovables.

La financiación de nuevos proyectos de gas no es la solución, sino la inversión en energías renovables sostenibles. Las alternativas basadas en las energías renovables para la mayoría de sus usos ya son más baratas o se espera que lo sean en pocos años. Necesitamos urgentemente cambiar a un sistema energético justo y limpio.

El gas fósil es perjudicial porque 

- Hay importantes fugas de metano en el procesamiento, el transporte, la regasificación y el consumo de gas. El metano es entre 83 y 86 veces más fuerte en 20 años que el CO2 como gas de efecto invernadero.

- El gas fósil afecta a la calidad del aire y los contaminantes atmosféricos peligrosos tienen efectos nocivos para la salud y el medio ambiente.

- Las infraestructuras de gas fósil, incluidos los gasoductos, filtran sustancias químicas nocivas al medio ambiente y a los suministros de agua.

- La creciente dependencia del GNL importado deja a los países expuestos a fuentes de energía poco fiables y asequibles

La financiación pública inspira deliberadamente confianza en la viabilidad de los proyectos de gas fósil y fomenta la inversión del sector privado en esta fuente de energía perjudicial. Por lo tanto, las instituciones de financiación del desarrollo deberían

- Reorientar urgentemente la financiación lejos del gas fósil para alinear tanto la inversión privada como la política pública con el objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5C

- Reorientar la financiación pública para lograr una transición rápida e inclusiva que se aleje del carbón y se dirija a fuentes de energía renovables y sostenibles.

- Invertir en la expansión de la infraestructura de almacenamiento de energía y en la modernización de la red para acelerar la transición hacia las energías renovables

- Excluir el apoyo a las tecnologías caras no probadas y a las falsas soluciones como la gasificación del carbón y la Captura, Utilización y Almacenamiento de Carbono (CCUS) que siguen justificando la explotación de los combustibles fósiles y la generación de nuevas energías fósiles.

 La financiación pública internacional para los combustibles fósiles debe terminar y debe cambiarse para garantizar que los países puedan construir sistemas energéticos accesibles, fiables, seguros y limpios basados en las energías renovables.